Biocombustibles en Estados Unidos

Biocombustibles en Estados Unidos

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La producción de biocombustibles se disparará en Estados Unidos

El tema de si los biocombustibles son o no una fuente de energía renovable ha sido durante mucho tiempo un tema controvertido, ya que algunos ecologistas sugieren que esta fuente de energía es contraria al concepto de la energía limpia.

En Estados Unidos, la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) quiere aumentar los combustibles renovables en aproximadamente un 9% para finales de 2025, lo que representa un incremento global de casi 2.000 millones de galones.

 

La EPA cree que más biocombustibles harán avanzar las prioridades de seguridad energética, menos contaminación y protección del consumidor, aunque algunos ecologistas no están de acuerdo.

Actualmente vivimos una «crisis energética mundial de una profundidad y complejidad sin precedentes», según el recientemente publicado World Energy Outlook 2022, un informe anual emblemático de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Según el análisis de la AIE«no hay vuelta atrás».

Las reglas de la geopolítica mundial se están reescribiendo y los líderes mundiales se afanan por apuntalar la independencia y la seguridad energéticas ante una crisis energética mundial, al tiempo que avanzan en el campo de las energías limpias frente al cambio climático.

En Europa se ha abierto un debate sobre si la energía nuclear y el gas natural pueden considerarse «renovables» y, por tanto, elegibles para recibir fondos destinados a iniciativas climáticas.

La Unión Europea decidió finalmente que, en determinadas circunstancias, tanto la energía nuclear como el gas natural podían incluirse en las «actividades económicas sostenibles desde el punto de vista medioambiental». La decisión causó división, provocando protestas por lavado verde y quejas por la continua dependencia del Kremlin para las importaciones de gas natural al bloque.

La propuesta para hacer crecer los biocombustibles

En Norteamérica se está produciendo un debate similar, pero en este caso el centro de la cuestión es la limpieza y el carácter ecológico de los biocombustibles. Aunque no se trata de un debate nuevo en Estados Unidos, ha cobrado mayor relevancia a medida que la EPA ha propuesto nuevas normas sobre la proporción del suministro nacional de combustible que debe proceder de fuentes renovables, incluidos los controvertidos biocombustibles y biogases.

La propuesta de la EPA, hecha pública en diciembre, incluye un aumento de las cuotas de la Norma de Combustibles Renovables (RFS), que exige ciertos niveles de biocombustibles, como productos como el etanol a base de maíz, el biogás a base de estiércol y los pellets de madera en la mezcla nacional de combustibles para complementar los combustibles fósiles derivados del petróleo.

«Combustible renovable» es un término comodín utilizado por el gobierno para englobar «el combustible producido a partir de cultivos plantados, árboles plantados, residuos y subproductos animales y restos de madera procedentes de zonas no ecológicamente sensibles y no de tierras forestales federales», según un resumen de Grist, una organización de medios independiente dedicada a contar historias sobre soluciones climáticas.

La nueva propuesta de la EPA pretende lograr el uso de más de 22.000 millones de galones de diferentes fuentes de combustible renovable en la combinación energética nacional para 2025. 15.000 millones de esos litros procederían únicamente del etanol a base de maíz.

Los defensores de la medida afirman que ayudará a aliviar la volatilidad de los mercados energéticos en los próximos años, mientras el mundo intenta descarbonizarse lo suficientemente rápido como para cumplir los objetivos internacionales, incluido el Acuerdo de París.

Los ecologistas, sin embargo, afirman que esta medida tendrá efectos medioambientales devastadores que van en contra del objetivo de ecologizar la industria energética.

La producción industrial de biomasa, como el maíz y los pellets de madera, provoca graves daños ambientales, como la deforestación, la contaminación del agua y la creación de zonas tóxicas muertas en todo el país y en el Golfo de México debido al uso intensivo de pesticidas.

A pesar de las protestas de los ecologistas, las perspectivas son muy positivas para la industria de los «combustibles renovables». La Agencia Internacional de la Energía predice que la demanda mundial total de biocombustibles aumentará más de un 20% respecto a sus niveles de 2020 para 2027.

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